Varias causas siguen contribuyendo a difundir y tomar actitudes discriminatorias en la sociedad. El alto nivel de pobreza y de desocupación a veces provoca cierto rechazo hacia los inmigrantes que buscan un puesto de trabajo. Este sentimiento originado a causa de privaciones y competencias, pero mayormente la ignorancia y la intolerancia, carece de fundamento y olvida la contribución de los inmigrantes a la construcción de nuestro país.
Gente de países vecinos, como bolivianos y paraguayos, que llegaron al país, son protagonistas de insultos y de rechazos. En el fútbol, recientemente se presenciaron hechos de desprecio hacia los partidarios de un club chileno. Los miembros de las colectividades coreana y china deben soportar actitudes discriminatorias. Al mismo tiempo, se sigue discriminando por razones de antisemitismo y por el género.
Está aumentando el ingreso de migrantes africanos y por lo tanto se suponen actos de violencia contra ellos. Se dice que en los últimos años, y como consecuencia de las políticas más restrictivas y expulsivas que se aplican en la mayoría de los países europeos, entra a la Argentina un africano por día. De este modo, habría en el país entre cinco y diez mil africanos, muchos de los cuales son víctimas de racismo por su color de su piel.
La xenofobia y la discriminación, el racismo y el antisemitismo son manifestaciones de barbarie. Las instituciones deben eliminar los prejuicios y construir un clima sin intolerancia, hospitalario y sin prácticas de exclusión y sometimiento.
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